Quiero la pasión de los cisnes
sucios,
el abandono de las cosas
que nos dieron.
Digo que quiero un trueno
en los ojos,
un ruido mortal e incesante
que nos destruya
así,
como lo hace una tormenta inmóvil
y cercana.
Porque los párpados roncos sangran
la punta
de la vida
y la hieren,
porque no hay sutura posible
y es hermoso
verse morir
alejado de las falsas purezas.